domingo, 14 de julio de 2013

Adiós, Princesa

Adiós, Princesa
Autor: David Rocasolano


"La cortesía es una bochornosa pérdida de tiempo. Y considero la mentira una grave falta de educación"

Una, que es una devoradora compulsiva de revistas, de prensa del corazón, no podía dejar pasar la oportunidad de leer "Adiós, Princesa". Y, en contra de mis expectativas, he decir que no me ha parecido un libro escrito desde el rencor, sino desde la desilusión, el desencanto, la decepción. 


"Esta historia, hasta ahora, solo ha sido contada de arriba a abajo, con todo su glamour y su mentira. Ahora yo voy a contarla de abajo arriba (...) Advierto desde ya: no es una historia alegre" 

El primo de la princesa de Asturias aceptó escribir estas memorias cuando ya no había nada que perder, cuando las relaciones con su familia estaban rotas, cuando consideró que no le debía lealtad a nadie más que a sí mismo. 

Quien haya visto a la tía Henar recorrer platós de televisión podría temer que el libro de David Rocasolano pecase de la misma insustancialidad y pretensiones económicas que esas apariciones televisivas inoportunas e inapropiadas. No es el caso. La novela de David tiene fundamento. Desvela secretos sobre Letizia, sí, y de su familia política, también, pero sobre todo recorre los avatares de una familia, la suya, que se vio resquebrajada por un matrimonio que los superó a todos. 

A los amantes de la prensa rosa les gustará mucho este libro; al resto, creo que les puede resultar, cuanto menos, revelador. Rocasolano no pretende agradar, no halaga a nadie, como sí hacen ciertas revistas del corazón que me aburren con un peloteo capaz de ruborizar a cualquiera. Rocasolano pretende ser objetivo, se quita prejuicios, desmonta mitos, como la biblioteca real, y hace un ejercicio de sinceridad, como cuando admite la ilusión con la que acudía al principio a sus cenas con la familia real.



Hay dos grandes damnificados en este libro. Por un lado, la obvia: la prima Letizia. David aporta datos, cuenta anécdotas, historias personales que no hacen sino confirmar la fama de controladora, histérica y obsesiva que se ha ganado la princesa. La segunda, el rey Juan Carlos, a quien describe sin tapujos como una persona absolutamente egoísta al que no importa nadie que no sea él mismo. Pero también hay personajes de los que habla con afecto, especialmente del Príncipe y la Reina. 

"Felipe es un hombre cordial y educado, atento e incluso servicial, como si se esforzara por diluir toda frontera social, económica y de linaje con sus invitados. Nada que ver con Zarzuela"

David Rocasolano escribe lo que podría haber sido un cuento de hadas, pero a diferencia de lo que ocurre en las películas de Disney, en esta historia el final es descorazonador. Su familia acaba resquebrajada por una boda desigual, por una Letizia que parece avergonzarse de sus orígenes y con una preocupación enfermiza por su imagen pública. 

David Rocasolano es sincero. En todas las historias que cuenta él estuvo presente o involucrado. Personalmente, no creo que haya inventado nada. Como abogado que es supongo que tendría bien claro los riesgos de faltar a la verdad. A mí me da la impresión de que podría haber sido más hiriente, haberse ensañado más con Letizia y los Borbones, pero hace un ejercicio de autocontrol. ¿Se guardará un as en la manga para una segunda parte o sólo calla por pudor? Difícil saberlo. 

"Adiós, Princesa" es un libro difícil de encontrar en las librerías, pero si se van a la playa, búsquenlo, porque es una lectura entretenida para esos días de arena y mar, sin grandes pretensiones estilísticas, pero bien escrito y que se lee en dos sentadas. A mí (y a la marujilla que llevo dentro) me ha sorprendido para bien. 

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