lunes, 29 de julio de 2013

La felicidad es un té contigo

La felicidad es un té contigo. 
Mamen Sánchez. 


Lo ojeé en Vips. La portada, he de reconocerlo, me llamó la atención – soy como las urracas y miro con intensidad todo lo que brilla, y para mí el fucsia también brilla. Leí las primeras frases y lo cerré. Aquel inspector de policía no encajaba con la ventana andaluza repleta de flores que aparece en la portada. 

Lo dejé pasar. 

Pero llegó mi cumpleaños y alguien vio que iba por la sexta edición y ese alguien pensó que tanta gente no puede equivocarse. Pero en este país, no me pregunten por qué, yo ya me he dado cuenta de que las masas nos equivocamos. Y el libro me llegó envuelto como regalo de cumpleaños. 


Le di una oportunidad a ese "té contigo" y lo empecé con ansia, pero conforme leía, la novela iba perdiendo fuelle. La historia está a medio camino entre una policíaca y una comedia romántica, y a mí, para empezar, ese maridaje ya no me gustó. Me pareció como querer mezclar agua con aceite. Por mucho que batas, no hay manera. 

La historia está tan llena de estereotipos (la pija y aprensiva inglesa, el inspector de policía patán, la Andalucía de castañuelas o la ingenua y gordita enamorada) que conforme leía, me iba enfureciendo con la escritora. 

Pero es que, para más inri, y por encima de todo lo demás, falta algo fundamental en una buena novela. Algo tan importante como el chocolate para Hansel y Gretel,como la madera para Gepeto, como el diente para el Ratoncito Pérez. Falta una buena historia. Casi me atrevería a decir que, de hecho, lo que falta es una historia, porque lo que Mamen Sánchez nos cuenta es una sucesión de tonterías. 



La terminé de leer por un cúmulo de motivos. Primero, porque me atormenta cada título que no logro terminar. Segundo, porque dejarlo a medias se me antojaba hacerle un feo a quien me lo regaló (aunque creo que lo habría entendido). Tercero, porque hay que admitir que la autora escribe bien y sí, en algunos puntos tiene gracia. No es la novela hilarante que dicen por ahí, pero tiene dosis de humor que aligeran el trance de leerla. Sí. Mamen Sánchez podría ser una buena escritora, porque no solo tiene cierto estilo, sino que además posee un atributo que considero esencial para abordar la magnánima tarea de escribir un libro: le sobra la paciencia, y si no, que alguien me explique cómo no vence a la tentación de terminar la novela cuando ya no hay nada nuevo que contar y el lector comprende que la historia no le depara ya sorpresa alguna. 



"La felicidad es un té contigo" no es una lectura que recomiende, pero como como dicen por ahí que de todo libro se saca algo bueno, les diré que yo he aprendido una cosa: que dejarse atrapar por la portada de un libro es tan osado como comprar una casa por la fachada. Y he constatado otra que ya sabía: un elevado número de ediciones no es garantía de calidad. 

Pero a pesar de todo, admito que me sigue encantando que me regalen libros en papel, y si vienen dedicados, mejor que mejor. 

domingo, 14 de julio de 2013

Adiós, Princesa

Adiós, Princesa
Autor: David Rocasolano


"La cortesía es una bochornosa pérdida de tiempo. Y considero la mentira una grave falta de educación"

Una, que es una devoradora compulsiva de revistas, de prensa del corazón, no podía dejar pasar la oportunidad de leer "Adiós, Princesa". Y, en contra de mis expectativas, he decir que no me ha parecido un libro escrito desde el rencor, sino desde la desilusión, el desencanto, la decepción. 


"Esta historia, hasta ahora, solo ha sido contada de arriba a abajo, con todo su glamour y su mentira. Ahora yo voy a contarla de abajo arriba (...) Advierto desde ya: no es una historia alegre" 

El primo de la princesa de Asturias aceptó escribir estas memorias cuando ya no había nada que perder, cuando las relaciones con su familia estaban rotas, cuando consideró que no le debía lealtad a nadie más que a sí mismo. 

Quien haya visto a la tía Henar recorrer platós de televisión podría temer que el libro de David Rocasolano pecase de la misma insustancialidad y pretensiones económicas que esas apariciones televisivas inoportunas e inapropiadas. No es el caso. La novela de David tiene fundamento. Desvela secretos sobre Letizia, sí, y de su familia política, también, pero sobre todo recorre los avatares de una familia, la suya, que se vio resquebrajada por un matrimonio que los superó a todos. 

A los amantes de la prensa rosa les gustará mucho este libro; al resto, creo que les puede resultar, cuanto menos, revelador. Rocasolano no pretende agradar, no halaga a nadie, como sí hacen ciertas revistas del corazón que me aburren con un peloteo capaz de ruborizar a cualquiera. Rocasolano pretende ser objetivo, se quita prejuicios, desmonta mitos, como la biblioteca real, y hace un ejercicio de sinceridad, como cuando admite la ilusión con la que acudía al principio a sus cenas con la familia real.



Hay dos grandes damnificados en este libro. Por un lado, la obvia: la prima Letizia. David aporta datos, cuenta anécdotas, historias personales que no hacen sino confirmar la fama de controladora, histérica y obsesiva que se ha ganado la princesa. La segunda, el rey Juan Carlos, a quien describe sin tapujos como una persona absolutamente egoísta al que no importa nadie que no sea él mismo. Pero también hay personajes de los que habla con afecto, especialmente del Príncipe y la Reina. 

"Felipe es un hombre cordial y educado, atento e incluso servicial, como si se esforzara por diluir toda frontera social, económica y de linaje con sus invitados. Nada que ver con Zarzuela"

David Rocasolano escribe lo que podría haber sido un cuento de hadas, pero a diferencia de lo que ocurre en las películas de Disney, en esta historia el final es descorazonador. Su familia acaba resquebrajada por una boda desigual, por una Letizia que parece avergonzarse de sus orígenes y con una preocupación enfermiza por su imagen pública. 

David Rocasolano es sincero. En todas las historias que cuenta él estuvo presente o involucrado. Personalmente, no creo que haya inventado nada. Como abogado que es supongo que tendría bien claro los riesgos de faltar a la verdad. A mí me da la impresión de que podría haber sido más hiriente, haberse ensañado más con Letizia y los Borbones, pero hace un ejercicio de autocontrol. ¿Se guardará un as en la manga para una segunda parte o sólo calla por pudor? Difícil saberlo. 

"Adiós, Princesa" es un libro difícil de encontrar en las librerías, pero si se van a la playa, búsquenlo, porque es una lectura entretenida para esos días de arena y mar, sin grandes pretensiones estilísticas, pero bien escrito y que se lee en dos sentadas. A mí (y a la marujilla que llevo dentro) me ha sorprendido para bien.