lunes, 29 de abril de 2013

Jardín de cemento

Jardín de cemento
Autor: Ian McEwan
Título original: The cement garden
Año: 1978

¿Qué sería de nosotros si en plena adolescencia hubiésemos quedado huérfanos de padre y madre? ¿Habríamos tenido la madurez suficiente como para no abandonarnos a la desidia y la pereza? Los hermanos de Jardín de cemento se dejan llevar por la situación y paralelamente a la putrefacción del cuerpo de su madre, enterrado bajo kilos de cemento, también sus vidas parecen descomponerse. 



La sordidez de la casa del suburbio londinense donde viven los cuatro hermanos involuciona al igual que lo hacen sus protagonistas. La suciedad y la mugre van abriéndose paso y ellos no oponen resistencia, sumiéndose en una rutina perezosa y apática. 

En ausencia de la figura materna, los hermanos se han olvidado de sus valores. Ninguno de los mayores parece reparar en la figura del hermano pequeño que empieza a tontear con el travestismo y llora cada día para atraer la atención de unos hermanos que no reparan en sus necesidades afectivas. Jack, el protagonista y narrador en primera persona, juguetea con una relación incestuosa con su hermana mayor, mientras olvida cualquier hábito de higiene. Su falta de empatía y frialdad hacen sospechar que padezca algún trastorno psicológico. Es, sin duda, el personaje más inquietante. 



McEwan recrea con crudeza la decadencia de esa familia a través de un hogar y un barrio sórdidos y marginales, pero también mediante unos personajes donde la ausencia de la figura paterna o materna altera su escala de principios y valores. Sin ser el argumento nada excepcional, McEwan logra inquietar al lector, estremecerlo, recreando una atmósfera de miseria tanto material como moral. 


miércoles, 10 de abril de 2013

Diario de un ama de casa desquiciada

Diario de un ama de casa desquiciada
Título original: The Queen of Subtleties
Autor: Sue Kaufman
Año: 1967

Manhattan. Años sesenta. Una familia aparentemente perfecta.

Tina Balser es la desquiciada ama de casa protagonista indiscutible de esta novela. Su matrimonio con el exitoso abogado Jonathan Balser, el estilo de vida acomodado, una ajetreada vida social y dos preciosas hijas no son elementos suficientes para alcanzar la felicidad. En mitad de esta vida aparentemente perfecta, Tina sufre una crisis nerviosa y es ahí cuando comienza a escribir su diario.




Al igual que ocurre con "El guardián entre el centeno", "Diario de un ama de casas desquiciada" es una novela que, pese a los años, mantiene casi intacta su vigencia. Temas como la codicia, las pretensiones sociales, las inseguridades, las crisis matrimoniales o la educación de los hijos siguen estando presentes en nuestras vidas. De hecho, y por desgracia, conozco a varios Jonathan Balser a día de hoy: personas snob preocupadas por las apariencias, gente que pierde la cabeza, el juicio y la dignidad por adentrarse en determinados círculos sociales o relacionarse con ciertas personas, gente sin escrúpulos capaz de vender su alma por acudir a una fiesta.  


Pero si hay la novela trata algún tema que hoy día esté de total actualidad, este es la infelicidad del bienestar. Que el dinero no da la felicidad por sí mismo no es ninguna novedad. Y que hay personas para quienes nunca se tiene suficiente, tampoco. Precisamente porque nunca llega a saciarse, el hombre se convierte en un especulador sin escrúpulos. En "Diario de un ama de casa desquiciada" constatamos que la especulación, de la que hemos sido víctimas en los últimos tiempos, no es una novedad del siglo veintiuno, sino que es tan antigua como la codicia humana

La figura de Tina quizás quede algo más desactualizada que la de su marido por la total y absoluta dependencia económica que tiene de él, algo más difícil de encontrar a día de hoy. Pero aún así es imposible no empatizar con ella, entender sus crisis nerviosas, compartir su desesperación, contagiarnos de su histeria, sufrir su abnegación. Tina es es el elemento perfecto del que se vale Kaufman para reivindicar la conciencia femenina. Una mujer bella, inteligente y divertida que queda anulada por las exigencias de un marido insensible y exigente. 


"Diario de un ama de casa desquiciada" es además una realista fotografía del matrimonio. Una institución que sólo conocen de verdad quienes la viven desde dentro. Las crisis, los enfados o egoísmos están revestidos del cariño que se ha creado con los años. Por eso no llegamos a odiar a Jonathan, pese a que en más de una ocasión resulta absolutamente irritante, pues el cariño hacia Tina está ahí, latente, enterrado bajo capas de esnobismos, prejuicios y falsas apariencias. La suya es una relación de tira y aflojas, de una de cal y otra de arena, de amor y odio, tan real como la vida misma. 



Sue Kaufman escribió esta novela con sentido del humor y grandes dosis de ironía, pese a un trasfondo serio y una intenso análisis psicológico de sus protagonistas. Recreó a todos los personajes con detalle, dotándolos de personalidad propia, desde Tina, inteligente, refinada y neurótica, hasta la descarada lavandera capaz de acabar con la paciencia de cualquiera. Consigue contagiar al lector el estado de ánimo de la protagonista gracias a las sutilezas y al ingenio a los que hace referencia el título original. Es una novela de fácil lectura y divertida, pero cuidado: su estilo no debería empañar  los profundas temas que aborda.  

lunes, 1 de abril de 2013

La vida imaginaria

La vida imaginaria
Autor: Mara Torres
Finalista Premio Planeta 2012

La vida imaginaria tiene un público objetivo y yo entro en su "target". Mujer y treintañera. Pero que la finalista del Premio Planeta sea una "novela de chicas", cuanto menos, sorprende. 

Nata, diminutivo de Fortunata, se enfrenta al reto de rehacer su vida después de que Beto, Alberto, su pareja durante los últimos tres años, haya decidido tomarse un tiempo de reflexión. 



Los nombres de los personajes son la primera pistas de por dónde irá la novela: Nata, Beto, Don, Carlota, Alvar o Blas. Nombres poco serios para una historia relajada que se lee de un tirón. (A mí de hecho me duró una noche) Narrada en primera persona y dividida en breves capítulos, La vida imaginaria  puede presumir de un estilo fresco y desenfadado, como no podía ser de otra forma para una historia que se queda en la superficie de los asuntos que trata. El amor, las relaciones de pareja, los desengaños y la amistad son los temas principales de la novela, y Mara Torres los aborda sin gravedad. 


Además de estos, hay temas secundarios que orbitan en torno a las relaciones de pareja de Nata: la crisis económica, los ERE o el consumo de drogas. Temas que se introducen con calzador, quizás con la pretensión de que la novela sea un reflejo fiel de ese grupo de veinte y treintañeros que sufre una crisis de identidad y de valores. Quizás también con el objetivo de convencernos de que, pese a lo que pueda parecer leyendo el diario de Nata, el amor no es la única preocupación de una juventud que sale de fiesta de lunes a sábado, bebe sin mesura y habla sin pudor de sus relaciones de pareja. 


Frente a esas pinceladas de realidad como son la crisis o el problema del paro, quizás lo mejor de la novela sean los episodios oníricos que aportan optimismo a la historia. Protagonistas que vuelan subidas en su colchón o que tiñen de rosa las calles, pinceladas que dotan de cierta originalidad a una obra que me atrevería a catalogar dentro del género de las chick lit: novelas románticas escritas y dirigidas para mujeres jóvenes, trabajadoras y preferiblemente solteras.

La vida imaginaria entretiene a esas mujeres que rondamos la treintena y que, en ciertos aspectos, nos vereomos identificadas con una protagonista divertida con al que es fácil empatizar. Un libro para llevar en la bolsa de la playa o leer en el autobús. Pero concederle el título de finalista del Premio Planeta es, para mi gusto, un exceso.