viernes, 4 de mayo de 2012

El rector de Justin

Título original: The rector of Justin  
Año: 1964
Autor: Luis Auchincloss

Una cita: Yo llevaba la melancolía del París norteamerciano de los años veinte como si fuera un sombrero nuevo; él la llevaba dentro del alma.


Hoy vuelvo a la literatura americana de la mano de “El rector de Justin”. No me gusta desgranar el argumento de las novelas y en este caso creo que no es necesario para explicar cómo me he “enfrentado” - en sentido metafórico, porque ha sido un placer leerla - a esta obra.

Luis Auchincloss narra la vida del rector de uno de los más prestigiosos colegios americanos de principios de siglo XX. Durante la lectura, no he podido dejar de encontrar paralelismos entre la forma en que Auchincloss aborda a su personaje (el rector de Justin) y la empleada por Coetze en “Verano” para autobiografiarse.



En esta última, el novel sudafricano se describía a sí mismo a través de las voces de varias personas que a lo largo de su vida habían tenido un papel significativo (creo recordar que casi siempre en el ámbito sentimental). En la obra de Coetze era un periodista quien, con la objetividad que exigía su profesión, ponía en común todas las versiones. Aquí, en “El rector de Justin”, Auchincloss recurrió a una estructura similar que le permitió abordar al personaje protagonista desde múltiples perspectivas: un joven profesor deslumbrado por la figura del rector acepta escribir su biografía utilizando para ello los diarios, notas y apuntes de viejos amigos, familiares y alumnos del doctor Prescott, así como su propia experiencia como profesor novel durante los últimos años del rectorado de Prescott. Si bien Coetze buscaba la objetividad de una forma deliberada, el biógrafo del rector de Justin es víctima de una subjetividad propia de la idolatría que manifiesta hacia el doctor. Ahora bien, en ambos casos la multiplicidad de narradores permite trazar y poner en evidencia la complejidad de las personalidades de los protagonistas y sus contradicciones, tan inherentes a la naturaleza humana. Creo que Auchincloss se acerca con acierto, utilizando la sutileza de un psicoanalista, a la percepción que cada personaje tiene del doctor Prescott, y así poco a poco consigue que el lector vaya modelando su propia opinión.

Hay otro gran protagonista omnipresente en la novela de Auchincloss. Me refiero a Justin Martyr: el colegio de la excelencia, un micromundo donde el esfuerzo, el voluntarismo, la lealtad, el honor y la religiosidad se cultivan con empeño bajo la atenta mirada de su rector mientras el mundo se bate en una guerra mundial. Un colegio típicamente americano creada de la nada por un hombre ambicioso y perseverante.



El rector de Justin” es una novela de intelectuales con constantes referencias literarias. A mí en muchos pasajes me ha recordado a “Hermosos y Malditos”, de F.S. Fittzgeral y al Hemingway desilusionado de su última etapa parisina. Tan distinguida como su autor, descendiente de uno de los primeros nobles británicos llegados a las colonias americanas, “El rector de Justin” es un libro elegante, no solo por su prosa distinguida, sino también por los ambientes y personajes que recrea, por sus diálogos inteligentes y audaces, plagados de sutilezas, y por el idealismo y la inocencia de los ojos del narrador principal que mira con idolatría al rector.